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Construcción y pintado de chapa ondulada
Cuando se han visto muchas fotos de
la Gran Guerra, concretamente de trincheras y del frente en general, hay un
elemento con el que uno se familiariza: la chapa metálica ondulada. Las láminas
de chapa ondulada se utilizaban en las trincheras como elemento básico de
construcción, tanto para mantener la estabilidad de los taludes como para
techumbre en pequeños refugios, así como encofrado perdido en estructuras de
hormigón o sencillamente como suelo estable y seco allí donde el terreno estaba
embarrado y blando. Mostraré en este artículo cómo fabricar chapa ondulada a
escala 1/35 para nuestros escenarios o dioramas.
Lo primero es construir una matriz o molde sobre el que hacer la chapa. La haremos con tubos de 1 mm de diámetro y lámina semirígida de estireno, por ejemplo de la marca Evergreen, tal y como se muestra en el dibujo.
A continuación conseguimos la lámina
que convertiremos en chapa ondulada. Yo suelo usar los fondos de los moldes
desechables de aluminio para pastelería casera, que se pueden adquirir muy
baratos en supermercados y sitios parecidos. Hemos de escoger aquellos que sean
los bastante finos para para poder doblarlos bien pero no tan endebles que
parezcan “de papel”. Una vez seleccionada y cortada la hoja de aluminio cortamos
un rectángulo de unos 50 mm de altura y longitud indefinida, lo colocamos sobre
la matriz ya construida y con la ayuda de un instrumento romo del grosor
adecuado (el extremo de un pincel, unas tijeras de punta roma, etc.) marcamos en
el aluminio los surcos de la matriz, haciendo de esta forma el ondulado de la
chapa, y cuando la chapa así construida tiene un ancho de unos 26 mm ya podemos
cortar. Y así tenemos una lámina hecha. Si en el proceso de doblado se hace
alguna pequeña fisura podemos rellenarla con “putty”.
Conviene, antes de pintar, imprimar.
Yo uso “putty” de Tamiya muy diluido en acetona, “pintando” la chapa de esta
forma. Para pintar, conviene aplicar una base en un tono metálico (a base de
mezcla de aluminio y metal de armas) y posteriormente aplicar parcialmente
varios tonos de óxido (de manera que no se cubra por completo la pintura
metálica ni el óxido sea uniforme). Para finalizar, conviene “ensuciar” bastante
cada chapa con pintura y otros tratamientos, pues esta chapas estaban siempre a
la intemperie o en contacto con el terreno, por lo que su aspecto siempre era
oxidado y sucio.